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El ictus: Un golpe de mala suerte

  • Foto del escritor: Abel Rivera
    Abel Rivera
  • 10 may 2022
  • 2 Min. de lectura

En España, el 75% de la población que sufre un ictus tiene más de 65 años

Abel Rivera.

Es un día normal, una hora normal, una situación normal. Todo está en calma. El sol entra por la ventana del salón de casa. De repente, sin ningún motivo aparente, todo se vuelve oscuro, tus ojos no perciben donde te encuentras, no puedes moverte, estás totalmente paralizado. Eres incapaz de hablar. Estás atrapado en tu propio cuerpo sin poder expresarte. Todos estos síntomas son indicadores de que estás sufriendo un ictus. Natividad Escrivà, médica del trabajo del Hospital Clínico de Valencia, afirma que: “El ictus es una de las enfermedades cerebrales más graves que existen en la actualidad para las personas mayores, ya que puede llegar a dejar importantes secuelas cognitivas o psicológicas para las personas que lo sufren.”

En España, cada 7 minutos se produce un ictus. Un ictus es un trastorno de la circulación cerebral que produce lesiones en el cerebro de menor o mayor gravedad. Todo esto teniendo en cuenta que no todos los ictus son iguales. Según Lidia Vidal, neuróloga del Hospital Peset de Valencia, el 75% de la población en España que sufre un ictus tiene más de 65 años, por tanto, es un problema que afecta directamente a nuestros mayores. Y es que el ictus es la primera causa de incapacidad permanente en adultos, la segunda causa de muerte general (siendo la primera en mujeres) y la segunda causa de demencia después del Alzheimer. Factores como la hipertensión arterial, la diabetes o el aumento del colesterol son principales causantes de que se produzcan estos ataques. También se deben de tener en cuenta otros como el tabaquismo, el sedentarismo o la obesidad para poder prevenirlo.


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Imagen extraída de Pixabay.

En un estudio de la Sociedad Española de Neurología, el 90% de los casos de ictus se pueden llegar a evitar si se tienen en cuenta los factores explicados anteriormente. Es muy importante ser conocedores de las causas que producen esta enfermedad porque las secuelas que puede dejar un ataque normal son muy graves. Entre ellas se encuentra la pérdida de visión, dificultad para hablar o pérdida de fuerza y sensibilidad en el cuerpo. Una persona que ha sufrido un ataque así se convierte en una persona totalmente dependiente, no puede llevar una vida normal y muchas veces acaban padeciendo depresión u otras enfermedades mentales. Su vida y la de las personas que la rodean están condicionadas por ello y están atrapadas en un bucle constante día a día que puede ser muy difícil de superar.

Por ello, la salud mental y el tratamiento psicológico en casos que no han sido tan graves son claves para la recuperación anímica de las personas que sufren un trastorno como este. María José Moraga, Psicóloga Clínica en la Agencia Valenciana de Sanidad, defiende que la mejoría gracias a la ayuda psicológica tras un ataque es vital para ellos: “Se mejora sobre todo a la hora de que aprenden a aceptar sus limitaciones tras un ataque, eso hace que tengan un estado de ánimo y una actitud más positiva. Esa es la clave para que logren readaptarse lo antes posible.”



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