El miedo al contagio preocupa aún a nuestros mayores
- Verónica Navarro
- 16 may 2022
- 3 Min. de lectura
Los jubilados son quienes más han cambiado su vida cotidiana en los últimos años según los psicólogos
Las mascarillas en interiores no son obligatorias desde el pasado 20 de abril. Esto ha alegrado a una parte de la sociedad y ha enfurecido a otro sector. Los más vitales, jóvenes y abiertos no encontraban el momento de quitársela, sin embargo, aquellos con salud delicada o edades longevas no consideran aún oportuno el momento de retirar su cubrebocas. Nuestros abuelos son quienes más rechazo han generado a esta ley recién aprobada, y es que, el miedo generalizado al contagio aún reside en ellos por a la gran mortandad que tiene la enfermedad en personas mayores.
Guadalupe Castellote, jubilada valenciana de 84 años, no es la misma desde que estalló la pandemia. Asegura que, llevar mascarilla es ahora más imprescindible que “cubrirse las canas en la peluquería” bromea entre risas. Y es que, la Covid-19 ha dejado una huella imborrable en cómo entender de nuevo las relaciones sociales. “Aunque la mayoría de los jubilados estemos vacunados hay un miedo generalizado real por nuestra avanzada edad”, explica Lupe. La jubilada solía quedar con sus amigas a “merendar en el mercado de Colón”, también iba de tiendas e incluso juagaba a tenis, pero la pandemia paralizó su ritmo de vida y nunca ha vuelto a retomar el ritmo. “La Covid-19 ha cambiado mi vida, he dejado de hacer la mayoría de cosas que me entretenían por no salir y contagiarme”, explica apenada.

Imagen extraída por Pixabay
Sin embargo, no todos comparten el mismo temor a la pandemia. Muchos jubilados, cansados ya de restricciones, han decidido mirar hacia delante y dejar atrás el miedo. Es el caso de Concha y Vicente. Ella tiene 72 años y está cansada de la mascarilla. “Todo lo bien está bien”, asegura. “Yo tenía miedo hace unos meses, pero ya es hora de empezar a salir y hacer cosas. La mascarilla me molesta, ya es hora que quitársela”, sentencia. Vicente, algo mayor a su mujer, es más escéptico a la hora de afrontar la situación: “Sigo teniendo miedo porque soy mayor”, advierte. “Pero ahora salgo mucho más que antes”.
No todos los casos son de pavor al contagio ni mucho menos llevar una protección masiva. Jacinta y Alberto, jubilados de 78 y 88 años respectivamente han decidido no vacunarse, y están en contra tanto de las restricciones como de los cubrebocas. “Nos dan más miedo los efectos secundarios de la vacuna que contraer el virus”, afirma Jacinta con convicción, y además añade que las restricciones “restan libertad a los ciudadanos”. El matrimonio se mudó desde Valencia a un chalet en las afueras de Puzol para evitar las restricciones que se llevaron a cabo en las ciudades, pero no por miedo al contagio como ha ocurrido en la mayoría de casos.
Ante el desconcierto de los más mayores, surgieron soluciones como el Centro de Tratamiento Avanzado Psicológico, que se especializó precisamente en la atención a los más vulnerables durante la pandemia, haciendo hincapié también en la psicología más sanitaria. Jesús Arias, psicólogo en el CentroTAP, sigue tratando dos años después a pacientes que arrastran enfermedades mentales derivadas tanto del confinamiento como del miedo al contagio. “Es obvio que los mayores son quienes deben tener más cuidado, pero no por ello tienen que dejar de vivir”. Arias, expresa que muchos jubilados han dejado de lado algunos hábitos de vida saludable cruciales por miedo al contagio, y que está “pasando factura a su salud”. El psicólogo cuenta que, sus pacientes más longevos tienen un miedo al contagio persistente, pero con el avance de la inmunización masiva y el control de la pandemia han vuelto a abrir paulatinamente las puertas a su vida social. El profesional en salud mental recalca que “lo peor que pueden hacer es estancarse”.
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