top of page

“Las nuevas generaciones están muy concienciadas. Yo no tuve tanta suerte”

  • Foto del escritor: Verónica Navarro
    Verónica Navarro
  • 25 abr 2022
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 16 may 2022

Carmen sufrió agresiones machistas desde los años 70 y su caso fue uno de los tantos invisibilizados en una sociedad que ahora pertenece a un pasado


Otro día más. Carmen se incorpora en su cama de matrimonio vacía con andar inapetente, y antes de probar su café afronta el día con un par de antidepresivos para lidiar con el dolor. Enciende la radio mientras desayuna, y así abren los informativos: “Una mujer de 44 años ha sido asesinada por su expareja en Barcelona”. Ya van once asesinatos a causa de violencia machista en 2022. “Las agresiones que se producen de manera cíclica son imperceptibles para quienes están cegadas de amor”, afirma la víctima. Carmen, sufrió violencia de género desde que se casó hasta que cumplió 50 años. No lo superará nunca.


Actualmente Carmen vive una vida tranquila en un pequeño piso a las afueras de Valencia. Es una persona con muchos amigos, sociable y sencilla. Vive en buenas condiciones gracias a un generoso plan de jubilación que pudo pagarse al haber trabajado como funcionaria de carrera durante más de treinta años. “Desde hace muchos años mi familia somos mi perrita Luna y yo, mis hijos no me hablan desde que mi exmarido les puso en mi contra y ahí desaparecí como madre. Realmente es lo más doloroso del mundo. Ver a tus hijos muertos en vida”. Con estas palabras en las que parecía asomarle una lágrima respondió Carmen sobre su familia.



ree














Cartel 8M Centro de Mujeres casa de acogida. Generalitat


El divorcio se aprobó en 1981, y las primeras víctimas de violencia de género se empezaron a reconocer como tal en 1997. ¿Qué iba a hacer yo en los años 70?” Exclama Carmen. Sufrió no solo malos tratos físicos, también psicológicos donde su exopareja le arrebató a sus hijos. Éste es el peor maltrato que se puede dar en violencia de género según los expertos. Carmen, revela que su exmarido le arrancó a sus hijos de la mano de la custodia. “Durante esa etapa, les construyó una imagen de mala madre sobre mí que, a día de hoy, no tiene solución. Ellos también son víctimas de la violencia que yo sufrí”, expresa destrozada. Con el corazón en un puño, confiesa que diariamente lucha contra pensamientos suicidas porque no soporta vivir con el sentimiento de que sus hijos no la quieran como madre.


“En aquella época era todo mucho más complicado, de hecho no era extraño que tu marido te diese un toque de atención, por eso nadie se quejaba”. Así lo relata la que fue víctima de violencia de género hace más de treinta años. Los casos ahora pueden denunciarse y se sigue un delicado procedimiento de acompañamiento a la víctima, además al agresor es penado por la justicia. Anteriormente al haber menos inversión en igualdad y programas para erradicar la violencia de género, los profesionales también se encontraban menos preparados. Únicamente pedían muestras físicas para que aquellas mujeres que denunciaban pudiesen justificar los malos tratos recibidos.

ree

Manualidad realizada por víctimas de violencia de género Centro Berenice


Las secuelas psicológicas no estaban estudiadas de la misma forma que actualmente “Cuando denuncias te piden muestras de violencia física, te juzgan sino las hay, pero el daño psicológico es mucho peor, se adentra en tu cuerpo sin tocarte y acaba con tu vida. Mi exmarido acabó con la mía”. De esta manera, cuenta entre lágrimas su experiencia personal emocionada. Carmen nunca llegó a denunciar por miedo y por proteger a sus hijos. Su familia tampoco la creía y pensaban que sufría alguna enfermedad mental por confesar lo que vivía en casa. “Mi madre murió sin hablarme, no aceptaba que yo no amase a mi marido. Me decía que aguantaba muy poco.” Un verano Carmen le dijo a su marido que se iba de vacaciones sola con los niños para visitar a su familia. Durante esos días asimiló el miedo que la removía con tal de volver a casa, y nunca más lo hizo. “Mi esposo de aquel entonces me amenazaba. Me dijo que si no volvía con él mis hijos me odiarían por siempre, y lo consiguió”.


Tras huir de su matrimonio, Carmen no recibió ningún tipo de ayuda ni acompañamiento por parte del gobierno. “En ese momento era inexistente”, comenta la víctima. Se arropó en sus amigos más cercanos, quienes sí que la creyeron. Sin embargo, tanto su familia como sus hijos le dieron la espalda por decidir finalizar la relación con su marido. A pesar de todo, Carmen salió adelante gracias psiquiatras y un amplio abanico de profesionales que, a día de hoy, le siguen atendiendo. “Mi suerte fue la disposición de un trabajo estable e independencia económica”, explica, ya que en aquella época una mujer independiente económica y laboralmente era extraño. Subraya la importancia de una educación de calidad para las mujeres con el fin de asegurar su libertad. “Me ilusiona la concienciación que están recibiendo las nuevas generaciones acerca de la violencia de género, yo no tuve tanta suerte”, concluye esperanzada sobre el futuro.





Comments


bottom of page